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Cable Inglés Almería

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martes, 7 de junio de 2016

¿Qué hacer si un niño-a miente?


Los niños a menudo inventan historias, deformando la verdad proyectando un deseo,  para obtener una recompensa inmediata, o simplemente para evadir las consecuencias de su conducta como es el caso de un castigo.
Las mentiras por falsificación u omisión pueden surgir de forma espontánea como un manera de evitar un castigo o para excusar una falta de puntualidad o de cumplimiento de alguna tarea encomendada. Llegar tarde a una cita o no tener preparado el trabajo solicitado el día anterior pueden ser situaciones propicias para que surja la mentira.
Los beneficios inmediatos que provocan estas mentiras pueden ser el detonante de un refuerzo para repetir dichas conductas; al observarse que cuanto más se repite menos tareas debe cumplir. Existe una línea muy fina, entre un comportamiento buscando el beneficio inmediato y la conducta adictiva, ya que la segunda se adquiere por la repetición, pero sobre todo por la sensación de impunidad que deja a quien miente.
En el caso de un adicto-a, aunque quiera, no puede dejar de mentir, pues se ha convertido en una parte de su forma de comportarse y relacionarse con los demás, llegándose a sentir indefenso si no adorna la verdad con mentiras que la hagan más interesante.
Todos estamos expuestos a que pueda surgir la ocasión, la diferencia dependerá de la formación de valores de la persona de saber que aquello que hace no es correcto y sobre todo de ponerle freno para que no vaya a más.
La situación que puede originar un comportamiento mitómano suele estar relacionada con el estréss, cuando la persona se encuentre en un momento comprometido y piense en recurrir a la mentira como una salida fácil a dicha tensión; precisamente esa liberación que va a sentir cuando salva la situación con la mentira va a ser el motivo para que se vuelva a repetir en otras ocasiones.
No existe un patrón sobre donde será la primera vez, ni cómo se mantendrá, pero si es cierto que si la persona se encuentra en una ambiente donde dicha conducta es normal, aceptada o justificada será mas fácil que se repita, por ejemplo, en el grupo de amigos, donde puede hasta que sea tomado como una gracia las continuas mentiras de uno de sus miembros.
Aunque los familiares y amigos son los que más expuestos están a estas mentiras, también son los que antes se dan cuenta de las mismas, precisamente por la convivencia con el mitómano, ya que conocen de su vida y sobre todo ven la inconsistencia de sus mentiras a lo largo del tiempo. Es por ello que las mayores “víctimas” son aquellas que se encuentra esporádicamente, sin que vuelva a ver una relación con ella.
Cómo se leerá es importante darles oportunidad de decir la verdad, darles una visión positiva de la sinceridad, y de que comprendan las consecuencias que conllevan las mentiras, propiciando un clima de confianza.
El hecho de que el niño o niña demuestre valor y que diga la verdad, dará pié a refuerzos positivos por el hecho de atreverse a decir la verdad. El hecho de reprender por sí mismo no suele dar frutos, y además el hecho de dramatizar puede producir que él o ella mienta más para focalizar la atención.
Por ello, es conveniente trabajar la provención en educación emocional (discriminar y gestionar sus emociones),  habilidades sociales y formación en valores.

Aquí se anexan enlaces con documentos informativos de por qué los niños –as mienten, y qué hacer en estos casos.

1-     Ofrecer pautas sobre el manejo de conducta ante estas situaciones.
  
    UN EXPERIMENTO CON LA DEMORA DE LA GRATIFICACIÓN
   ADOLESCENTES  QUE MIENTEN COMPULSIVAMENTE

2.- Programas para trabajar a medio y largo plazo.


La adquisición de la educación emocional, las habilidades sociales y la educación en valores, suelen ser  buenas bases que ofrecen resultados a lo largo del ciclo vital.

Este enlace tiene audio y es de carácter muy motivador en el aprendizaje de educar en sentimientos y habilidades sociales.